Cartas de Cognard Hanshi

29 / 10 / 2020

Vivir la epidemia como el budoka que sois


Nos enfrentamos de nuevo a decisiones que aparentemente imposibilitan nuestras actividades.

Los dojo están cerrados. Una hora y un kilómetro son restricciones que golpean duramente nuestras aspiraciones, nuestros deseos de vivir y de conquistar nuestro tiempo.(Restricciones en Francia a partir de Nov-2020)

La incapacidad de proyectarnos hacia el futuro golpea fuertemente nuestra integridad, porque decir "yo" consiste siempre en equilibrar el presente y el futuro.

A menos que entremos en resistencia y nos permitamos pasar a la clandestinidad, tendremos que soportar aquello que probablemente nos repugne. A partir de entonces, el combate es interno. Evidentemente este está dentro de los límites que nos imponen los decretos vigentes, pero sobre todo está en el interior de nuestra conciencia.


La primera batalla: no desmoralizarnos: ya saben, este derrumbe de la energía que extingue nuestros deseos, aleja nuestros proyectos, nos prohibe pensar en nuestro futuro, en el futuro.

Para evitar esta caída, pongan la práctica diaria en cada uno de nuestros días, conviertan la en un eje de consolidación de cada momento. Somos budoka, es decir, nada fuera de nosotros decide por nosotros. Nada de lo que nos sucede nos es ajeno.

Sean y sigan siendo un budoka en todas circunstancias. Nunca se resignen, saben que cualquier prueba consiste en convertir aquello que podría ser un sufrimiento en una ocasión, una oportunidad para fortalecerse. La debilidad no forma parte del bagaje del budoka porque este tiene la obligación moral de ayudar a los demás. Debe ser el primero

para librar la segunda batalla:


Proteja a sus seres queridos de esta bajada de moral, sea lo suficientemente fuerte y responsable como para encarnar la esperanza, alimentad con su energía sus proyectos, haced brillar su futuro. Ayuden a sus cónyuges, a sus padres, a sus hijos, a sus alumnos, a todos aquellos que se verían afectados, que experimentarían este encierro como un golpe a su integridad. Transmitan la fuerza del budo. El covid les brinda una gran oportunidad para ser un budoka útil.

Superaremos estas dificultades. El Kobayashi Ryu vivirá y se desarrollará aún más. Sus dojo volverán a estar llenos de alumnos si no dejan en las manos y los comentarios de nadie el acceso a su cuerpo, su mente, su corazón. Si trabajan para estructurar aún más su cuerpo, para aumentar su potencia mental, para construir su técnica, en otras palabras, para desarrollar sus capacidades psicosomáticas, será aquel a quien recurriremos porque él solo deja que sea su espíritu quien lo gobierne, y haciendo esto, pone luz el de todos.

Una situación como la que nos encontramos puede hacernos daño si permitimos que las emociones negativas tomen el control de nuestras vidas. Pero nuestros espíritus de budoka están afilados como ja hoja de la katana. Cuarenta mil veces pulidas por la repetición de gestos marciales, han erigido en nosotros una fortaleza indestructible cuyas puertas siempre pueden permanecer abiertas, porque nada puede astillar, desafilar o hacer retroceder nuestras espadas.

Sabemos que nada puede penetrar en nuestras almas si no lo introducimos nosotros mismos. Han aprendido a no transmitir la fuerza del atacante a su centro. Ningún katate ryote dori, por poderoso que sea, puede desequilibrarlo.

Asimismo, el sentimiento de ser que constituye su eje psicosomático se fundamenta desde su alma y nunca desde el exterior. Es el producto, como todos sus sentimientos, de una interacción entre su mente y su conciencia.

En estos tiempos, abundan los pájaros de mal agüero. Pero sus profecías negativas no pueden alcanzarle porque no le da a nadie acceso a este espacio incorruptible donde se elabora su yo, y todas tus emociones que hablan de él.

Su aikido le convierte en la fortaleza siempre abierta donde todos pueden encontrar refugio y que nadie combatirá porque, el combate ya tuvo lugar dentro del interior, en lo más profundo de su alma, cuando su conciencia ha recorrido meticulosamente, el filo de su espada. La libertad es una emoción inmensa que surge de vos y exclusivamente de vos. El deseo de futuro depende de ello. No permita que nadie ponga sus manos sobre su espada.


Práctica para todos:

Sostenga la espada frente a usted, con el filo hacia el cielo y sin mover en absoluto ni los ojos ni la cabeza, mueva la mirada de la punta a la empuñadura y al revés, todos los días, por lo menos una vez, durante cinco minutos. La absoluta quietud de los ojos y del cuerpo, la movilidad de la conciencia que elige hacia qué mirar, esta será su meditación diaria.

¡Concéntrate!



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